El
matrimonio formado por Elizabeth Racaud y el ingeniero Léo Desbordes debió
llegar a la entonces villa de Pueblonuevo del Terrible -enzarzada
aún desde hacía una década en pleitos
por la delimitación del término municipal
con la que fuera villa matriz de Belmez- hacía finales de 1903 o
principios de 1904, antes de la
aparición en la Gaceta de Madrid del 21 de abril de este último año de la
Concesión otorgada por el Estado a la
Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya para llevar a cabo la prolongación
del ferrocarril métrico ya existente entre Peñarroya y Fuente del Arco
(Badajoz), dentro del proyecto ferroviario inicial que debía de unir las
localidades y explotaciones mineras de esta empresa comprendidas entre la
localidad pacense de Llerena y la
jiennense de Linares que sería modificado
a partir de la segunda década del siglo XX llegando su último tramo a
Puertollano en Ciudad Real. De la dirección facultativa de la obra este tramo
-decisiva en la llamada Sierra de Córdoba para amortiguar notablemente paliar
la dura crisis que se viviría en el resto de la provincia al año siguiente- al que se le asignó un presupuesto de
4.703.966 pesetas y tres años para su finalización, estaba encargado Léo
Desbordes que, aunque en agosto de 1906 había terminado el proyecto, siguió
vinculado las obras de este ferrocarril que se había prolongado hasta Conquista
y luego había penetrado en la provincia de Ciudad Real llegando hasta las minas
de El Horcajo. De
la presencia del matrimonio Desbordes-Recaud en Pueblonuevo del Terrible
tenemos constancia, según la prensa
cordobesa, en 1909, especialmente trágico para los peñarriblenses que sufrieron
la mayor catástrofe habida en sus explotaciones mineras al producirse en el mes de junio una
explosión de grisú ocasionó doce víctimas
mortales y ocho heridos y en el que, a pesar de la apatía de la clase obrera,
los abusos de la compañía Francesa generaron protestas entre los trabajadores- cuando
en el listado de la Junta de Damas constituida en la
localidad con el fin de conseguir fondos con destino a los soldados y familias
de las víctimas de la funesta campaña del Rif -los tan conocidos desastres del
Barranco del Lobo y del Monte Gurugú provocados por la decisión gubernamental
de enviar tropas para proteger los intereses de las empresas mineras españolas
allí instaladas, entre cuyos accionistas se decía figuraba el mismísimo rey Alfonso XIII- Mme.
Desbordes aparece aportando 10 pesetas, a modo indicativo del interés
empresarial, la de la Sociedad Francesa sería de 1200.
Casi cuatro años después, sería el señor
Desbordes el que colaboraría con 25 pesetas en la suscripción abierta por otra
Junta de Damas terriblenses para costear el solar y continuar con las obras
para la construcción de la nueva iglesia de Santa Bárbara y que, apoyada por el
Diario de Córdoba, se había convertido en un clamor para los católicos de todo
el país, según se manifestaba en muchos de los periódicos conservadores afines
a esta ideología.
En
plena campaña electoral entre conservadores, demócratas y republicanos el doce
de noviembre de 1915, a dos días de la celebración de las elecciones
municipales elecciones, fallecía en el domicilio familiar, sito en el número 6
de la terriblense Plaza de Santa Bárbara, Elisabeth Recaud que había nacido
hacía 52 años en la localidad francesa de Mareuil sur Belle, en el departamento
de la Dordoña. y que fue inhumada en cementerio de San Jorge tras ser
acompañada por un multitudinario cortejo fúnebre al que concurrieron miembros y
directivos de la colonia francesa y autoridades locales y demás gentes del
pueblo llano.
Léo
Desbordes se trasladó a Puertollano en donde siguió trabajando para los
ferrocarriles de Peñarroya. En 1920 era miembro del consejo de administración
de la MSSP. A su muerte el 25 de febrero de 1921 en la localidad manchega, su
hijo Marcel obtuvo los permisos pertinentes para que el cadáver de su
progenitor fuera trasladado por el ferrocarril métrico, a cuya construcción
Desbordes había contribuido, hasta Pueblonuevo del Terrible para ser enterrado
en el panteón construido para su esposa. Un último viaje de unas cinco horas de
duración, en un servicio que tenía una tarifación especial que se encarecía,
además, porque era costumbre, según se contaba, que la iglesia católica
realizase un funeral, y cobrase, por cada una de las estaciones del recorrido.
La Asociación La Maquinilla no está subvencionada y depende de donaciones privadas para su funcionamiento.
TU OPINIÓN NO CAMBIA NADA; TU EJEMPLO, SI
HAZTE SOCIO
637544156
Titular: Asociación La Maquinilla
IBAN ES1831870586674721079814
No hay comentarios:
Publicar un comentario